Otro éxito de Arcoíris Abogados: vicio en el consentimiento

Demostrar el vicio en el consentimiento es una tarea cuya prueba recae sobre quien lo invoca. No es fácil, pero tampoco es imposible. El 4 de noviembre de 2019 estábamos citados en el Juzgado de lo Social de Madrid por una demanda que interpusimos por despido y vulneración de derechos fundamentales, despido ocasionado por forzar el empresario al trabajador a firmar una baja voluntaria no deseada.

Desde el inicio y hasta el final, el trabajo realizado fue arduo e ingente. Lo primero era conseguir demostrar la nulidad del documento que comunicaba al empresario una dimisión forzada. Y lo segundo era conseguir la nulidad del despido por vulneración de derechos fundamentales, y para ello invocábamos varios artículos de la Constitución Española: el 10, 14, 15, 17, 18 y 24. La causa aparente del despido era la orientación sexual del trabajador, pero en este caso, el empresario optó no por despedirlo mediante el formalismo previsto en el Estatuto de los Trabajadores, sino forzando al trabajador a firmar, bajo supuestas amenazas, una carta de dimisión voluntaria. De esta forma, la empresa se ahorraba tener que redactar una carta de despido y la consiguiente extinción del contrato laboral y el riesgo de su impugnación laboral, además de tener en este caso de que tener que demostrar las causas que invocase en dicha carta, y además se ahorraba la indemnización que le habría supuesto el haber sido estimada la improcedencia.

 

En el despacho afrontamos el caso con decisión y optimismo. Trabajamos con denuedo desde el principio, primero buscando jurisprudencia, luego redactando una demanda extensa que la propia Letrada de la Administración de Justicia en el acto de conciliación previo al juicio dijo que estaba muy bien fundamentada, y después, preparando las pruebas y estudiando las preguntas para el interrogatorio de parte y las preguntas a los testigos.

 

Y el resultado de tanto trabajo, con jornadas de varios días seguidos de hasta 14 horas fue forzar una negociación con la empresa que acabó con una indemnización para nuestro cliente por un importe de 37.500 euros.

 

Nos sentimos muy orgullosos por haber logrado este importante éxito, y esperamos y deseamos que el hecho de que se haya impartido justicia acabe con estos procedimiento insidiosos por parte de los empresarios, estas encerronas que, aunque cada vez menos, pero que resulta imprescindible su erradicación.



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